Santiago Baten-Oxlaj

Una traducción al español está disponible a continuación.

Santiago Baten-Oxlaj had been waiting to return to Guatemala, the country where he was born and raised. He had been waiting since March 26, 2020. Nearly two months later, on May 24, Santiago passed away from COVID-19. Only 34 years old, he was never allowed the chance to return to his country of origin. 

Born in Guatemala on July 13, 1985, Santiago came to the United States in 2005. On April 17, 2020, after falling sick and displaying symptoms of COVID-19, Santiago tested positive for the virus and was hospitalized at Columbus Hospital in Georgia. He was the second person detained in ICE facilities to pass away from COVID-19—the first was Carlos Ernesto Escobar Mejia, an immigrant from El Salvador who had lived in the United States since the 1980s. 

The number of immigrants who have tested positive for COVID-19 under ICE’s care—or lack thereof—is astounding and horrifying. Though ICE’s testing data is convoluted, flawed, and not willingly shared, their June numbers revealed that, out of 3,146 virus tests, 1,623 were confirmed positive. The specific accuracy of these results is questionable. Regardless, what they convey is beyond disturbing: the nearly-50% infection rate indicates wildly insufficient safety and health precautions and a total lack of responsibility. 

Throughout the pandemic, ICE has prioritized the continuation of detentions over basic human rights, health, and safety. Even as governmental and public health officials recommended lockdowns and similar measures, ICE has continued to detain, transport, and deport people. In doing so, they put not only detained individuals, but also entire communities—both in the United States and abroad—at risk. ICE has become a domestic and global spreader of the virus.

Santiago’s untimely death could and should have been prevented. Carlos’s, too. We must demand more from our authorities. We must demand that they value each and every one of our lives equally, as they so horribly failed to do for Santiago. 

FAVPNG_fleuron-typography.small.png

This memorial was written by MOL team member Frances Keohane with information from reporting by Camilo Montoya-Galvez of CBS News, Hamed Aleaziz of BuzzFeed News, and a press release by U.S. Immigration and Customs Enforcement


Santiago Baten-Oxlaj

Santiago Baten-Oxlaj había estado esperando regresar a Guatemala, el país donde nació y fue criado. Llevaba esperando desde el 26 de marzo del 2020. Casi dos meses después, el 24 de mayo, Santiago falleció por COVID-19. Con solo 34 años, nunca tuvo la oportunidad de regresar a su país de origen.

Nacido en Guatemala el 13 de julio de 1985, Santiago llegó a Estados Unidos en 2005. El 17 de abril de 2020, después de enfermarse y mostrar síntomas de COVID-19, Santiago dio positivo por el virus y fue hospitalizado en el Hospital Columbus de Georgia. Fue la segunda persona detenida en las instalaciones de ICE en fallecer por COVID-19; el primero fue Carlos Ernesto Escobar Mejía, un inmigrante de El Salvador que había vivido en los Estados Unidos desde la década de los ochentas.

La cantidad de inmigrantes que dieron positivo por COVID-19 bajo el cuidado de ICE, o la falta de él, es sorprendente y horrible. Aunque los datos de las pruebas de ICE son complicados, defectuosos y no se comparten voluntariamente, sus cifras de junio revelaron que, de 3,146 pruebas de virus, 1,623 fueron confirmadas como positivas. La precisión específica de estos resultados es cuestionable. Independientemente, lo que transmiten es más que perturbador: la tasa de infección de casi el 50% indica precauciones de seguridad y salud tremendamente insuficientes y una falta total de responsabilidad.

Durante toda la pandemia, ICE ha priorizado la continuación de detenciones sobre los derechos humanos básicos, la salud y la seguridad. Incluso cuando los funcionarios gubernamentales y de salud pública recomendaron cierres y medidas similares, ICE ha continuado deteniendo, transportando y deportando personas. Al hacerlo, no solo ponen en riesgo a las personas detenidas, sino también a comunidades enteras, tanto en los Estados Unidos como en el extranjero. ICE se ha convertido en un propagador nacional y mundial del virus.

La prematura muerte de Santiago pudo y debería haberse evitado. Y la muerte de Carlos también. Debemos exigir más a nuestras autoridades. Debemos exigir que valoren por igual todas y cada una de nuestras vidas, como tan horriblemente fallaron en hacer por Santiago.

FAVPNG_fleuron-typography.small.png

Este memorial fue escrito por Frances Keohane y traducido por Ana Reyes, miembros del equipo del MOL, con información de los informes de Camilo Montoya-Galvez de CBS News, Hamed Aleaziz de BuzzFeed News y un comunicado de prensa del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU.


Previous
Previous

Maria Gibbs

Next
Next

Margarito Garcia-Fragoso